lunes, 5 de diciembre de 2016

reflexión sobre la problemática de los refugiados en España y Europa

REFLEXIÓN SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LOS REFUGIADOS  

La situación de los refugiados en España  y en el mundo  para nada es una situación que  invite al optimismo, los bombardeos en tierras israelíes y demás guerras en todo el mundo hace que se saturen   los campos de refugiados, si lo juntamos con la persistencia del exilio afgano o del kurdo; el endurecimiento de las políticas de asilo en Italia, la permanencia del centro de detención de migrantes de nuadibú (mauritania), la aprobación de la directiva de retorno y del pacto europeo sobre inmigración y asilo; las dificultades de los polizones para acceder al asilo en España; la denegación del estatuto de apátridas a los saharauis (a pesar de las sentencias del tribunal supremo), las insuficientes políticas para la integración sociolaboral de los solicitantes de asilo y los refugiados provoca que  los refugiados  se queden  sin ningún tipo de protección y con pocas alternativas de cambiar su situación a mejor.
Si todos en general, lo tenemos difícil debido a la crisis  global que sufre el mundo, la cual cada vez  es más grave social y políticamente, más difícil aun lo tienen los grupos más vulnerables, entre  los cuales los refugiados se sitúan en la vanguardia del riesgo.
Y es que no puede  ser que  los paganos de la crisis, la cual nos afecta a todos,  sea más dura con   quienes tienen menos defensa. Esta es la situación de los inmigrantes y, desde luego, de los refugiados. Una política coherente con los principios  y necesidades básicas debe situarlos como prioridad y no hacer de ellos una mercancía.
 Un claro ejemplo del problema lo vemos en el pueblo palestino que  “aporta” aproximadamente un tercio de los refugiados que existen del mundo y, al mismo tiempo, es uno de los grupos de población refugiada más antiguos. Existen alrededor de siete millones y medio de refugiados palestinos y cerca de 450.000 desplazados internos, que representan en total más del 70% de la población palestina. La mayor parte son refugiados de 1948, año de la catástrofe palestina y de la fundación del Estado de Israel, mientras que los restantes, casi un millón, son refugiados de la guerra de 1967. De los siete millones y medio de refugiados palestinos, sólo una parte están registrados y reciben la asistencia de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA), porque ésta considera refugiados de Palestina “a aquellas personas residentes en Palestina entre junio de 1946 y mayo de 1948 que perdieron sus hogares y sus medios de vida como resultado de la guerra de 1948” y a sus descendientes.
 En consecuencia, bajo su mandato sólo están las personas que pudieron registrarse en 1948 y por lo tanto su conjunto, unos 4,5 millones de personas, no incluye a la totalidad de la población desplazada por el conflicto. Las familias y personas que reciben asistencia de la UNRWA se encuentran en Siria, Jordania, Líbano y en los Territorios Palestinos Ocupados. De todas las personas refugiadas residentes en los Territorios Palestinos Ocupados, la mayoría vive en la Franja de Gaza, un área de 365 kilómetros cuadrados con una población de casi un millón y medio de habitantes, de los cuales más de un millón son refugiados y más de la mitad vive en los ocho campamentos de la UNRWA, donde la densidad de población es la más alta del mundo y se vive en situación de hacinamiento y pobreza. Las condiciones de vida en la Franja de Gaza empeoraron a partir de 1967 con la ocupación militar israelí y la llegada de nuevas personas refugiadas y desplazadas por la guerra, pero se agravaron drásticamente desde junio de 2007 por los efectos del asedio, impuesto por Israel, al que estuvo sometida la población durante 18 meses. Las autoridades israelíes decidieron cerrar todos los pasos fronterizos para aislar la Franja política, económica y socialmente: impidieron y controlaron la entrada y la salida de bienes y personas, fiscalizaron el suministro de electricidad, agua y las telecomunicaciones, causaron, en definitiva, una crisis humanitaria de enormes proporciones con consecuencias desastrosas para sus habitantes. Un claro castigo colectivo contra la población civil que llevó a casi el 80% de los habitantes de la Franja a depender de la ayuda humanitaria y que alcanzó su máxima gravedad durante los ataques iniciados a finales de diciembre.

Nos pensamos muchas veces que este problema no es nuestro, lo vemos “como de lejos” pero es que en el último año casi 300.000 hombres, mujeres, niños y niñas que huyen de la guerra han llegado a Europa  en busca de protección para sus familias.
La verdad que es difícil plantear acciones para solucionar tal problemática global, la cual va en aumento.
 Pero ante esta realidad,  es necesario mejorar  las políticas estatales y europeas y con ellas los Centros de internamiento de extranjeros.
Es necesario  y debería de ser obligatorio adecuarlos a los standards de respeto de los derechos, comenzando por la información sobre la posibilidad de solicitar el asilo. A esos efectos, Migreurop ha iniciado una campaña para exigir el libre acceso a esos centros por parte de las ONG para garantizar el control de los mismos.
De manera complementaria veo necesaria construir en España y en Europa una nueva política de asilo, junto con la creación de una nueva ley de asilo.
A nivel personal e individual todos podemos colaborar de alguna  manera con la problemática, por ejemplo de voluntario.
Hay muchos  profesionales voluntarios desplazados en  las zonas de conflicto brindando atención médica y psicosocial a centenares de personas al día.
Otra buena iniciativa que debemos de  impulsar es un nuevo proyecto  que hay en Melilla y en Italia para atender a las personas  que llegan a Europa por estas rutas.
 Y como no podemos colaborar con alguna asociación como ACNUR  que está presente en todos estos lugares, asistiendo a las miles de familias que lo han perdido todo y buscan salvar sus vidas. Ofreciéndoles un refugio seguro, materiales de emergencia como mantas y ropa de abrigo, educación, alimentos...
Son muchos  millones de personas las  que necesitan nuestra ayuda.